El amor es un juego de niños con reglas adultas y pequeños precios a pagar.
El amor es la teoría de algún científico loco que se puso a experimentar con los sentimientos y sensaciones de las personas.
El amor es una canción que nadie nunca escuchó, un beso que nunca fue dado, una fecha que jamás existió.
El amor es un grito en el silencio, una herida jamás cicatrizada, un recuerdo nunca olvidado. Es también mil lágrimas convertidas en un amago de sonrisa, una caricia tatuada que vuelves a repasar una y otra vez con la yema de tus dedos.
El amor es un pensamiento fugaz, el secreto mejor guardado de una mente envejecida.
El amor es el ying y el yang de la vida, una hoja que se esfuma en el viento del otoño.
El amor es... El amor es... ¿Acaso hay una definición exacta de lo qué es el amor?
'Dicen que el talento es algo innato, puede que sea cierto pero riégalo a diario o habrá muerto'
sábado, 18 de octubre de 2014
viernes, 9 de mayo de 2014
Una gran promesa.
Recuerdo que desde que era bien pequeño algo extraño
pasaba en mi casa. Yo nunca he sido muy listo pero no había que ser muy
inteligente para saber que algo se me escapaba. Muchas noches cuando yo me iba
a la cama se oían chillidos y golpes, incluso recuerdo una vez que mamá tiró un
jarrón porque lloraba y chillaba mucho. Yo pensaba que mi hermana mayor lo
escuchaba también pero una vez la pregunté y me dijo que lo mejor era aislarse
y no escuchar nada. Yo en ese momento no la entendí pero ella ya me avisó de
que desgraciadamente años después lo averiguaría.
Mi ignorancia seguía adelante. No sé por qué motivo pero
tengo una imagen de mi madre llena de golpes y moratones y al preguntarla que
qué había pasado me dijo que se había caído por las escaleras. Posteriormente
dándole vueltas yo solo llegué a la conclusión de que vivíamos en un primero y
que era imposible que se hubiera caído. “Se habrá equivocado al responderme”
pensé inocente de mí. Los años pasaban entre peleas nocturnas, lo que más me
sorprendía es que luego papá le traía flores a mamá cuando aún faltaban meses
para su cumpleaños.
Mi hermana seguía en la atmósfera que se había creado
ella sola para aislarse cuando aquellos gritos dejaron de suceder solamente por
la noche. Papá bebía cada vez más y mamá, no sé por qué motivo, lloraba cada
vez más. Pobrecita, la debía de doler mucho aquella caída por la escalera
porque nunca la desaparecían los moratones, por ello tenía que tapárselos con
su maquillaje especial tal y como ella lo llamaba. Como he dicho antes esos
gritos pasaron a ser diurnos y cada vez más y más insoportables. Me di cuenta
de que papá siempre chillaba a mamá por cosas que ni siquiera tenía la culpa,
la trataba muy mal y luego la compraba rosas para pedirla perdón y ella siempre
le perdonaba. Todo el mundo hablaba con mamá muy preocupados pero no me
enteraba muy bien de la razón porque siempre hablaban en clave. Cuando mi padre
estuvo una semana fuera trabajando vino mi tía a pasar unos días. Ella nunca
venía cuando estaba mi padre porque él decía que era una mala mujer que solo
quería que mi madre lo abandonase. Nada más entrar por la puerta con la maleta
empezó a llorar, según ella, porque mi madre estaba muy desmejorada aunque yo
la veía igual que siempre la verdad. Mi tía se acomodó y se tomó un café con mi
madre mientras que yo acataba las órdenes y jugaba solo en mi cuarto. Escuché
como ambas hablaban y minutos más tarde mi madre lloraba, “estará contenta de
verla” pensé pero sus motivos eran otros. También escuché los murmullos de mi
madre que decía que no podía dejarnos solos a mi hermana y a mí y para variar
yo tampoco entendí por qué mi madre dijo eso.
Las hojas del
calendario pasaban muy rápidas fuera de casa pero muy lentas cuando estaba
dentro. Una noche, salí a descubrir por qué se oían únicamente golpes ya que se
hacía extraño que todo estuviera en silencio. En aquel instante me marcó de por vida y me explicó lo que había
sucedido casi cada noche cuando yo me metía en la cama: mi padre pegaba a mi
madre. Muerto de miedo me metí en la habitación de mi hermana mayor y vi con
claridad como lloraba y como trazaba una línea por dentro de la puerta del
armario. Cuando me vio entrar me explicó que era cada línea que había rayado.
Aquellas marcas las había trazado cada vez que papá y mamá discutían y ella
llorando no podía hacer nada. Esa noche me explicó muchas cosas que me hicieron
madurar de golpe. Algunas de las cosas no puedo recordarlas sin llorar en el
intento. Sin embargo otras no podía creérmelas como que mi padre también pegó
una noche a mi hermana porque mi madre no estaba en casa y no sabía con quién
pagarlo. Ahora entiendo por qué mi hermana dejó de acercarse a mi padre de la
noche a la mañana. Cada cosa que mi hermana me contaba era una pieza de puzle
que me faltaba para entenderlo todo. Llegué a tener temblores muy grandes a
causa del miedo, razón por la cual mi hermana me ofreció dormir con ella esa
noche. Lo último que recuerdo de aquella noche fueron las palabras de mi
hermana antes de apagar la luz. Las palabras fueron…
“Prométeme que jamás de los jamases pegarás a una mujer.
Prométemelo. Prométemelo porque maltratar a una mujer psicológicamente está mal
pero ya físicamente es de lo más miserable que hay en este mundo. Nunca hay
argumentos para justificar maltratar así a un ser humano ¿lo entiendes?
Prométeme que serás un buen hombre el día de mañana y que a la mujer que elijas
la harás feliz y la tratarás como la diosa que es. Y si algún día por lo que
sea el amor se acaba que cada uno vaya por su camino que será lo mejor. Pero
también hazlo por tus futuros hijos. ¿A qué no quieres que pasen este calvario?
¿A qué no quieres que saboreen lo que es este infierno? Pues prométeme que
nunca lo harás y si algún día se te pasa por la cabeza espero que recuerdes
todo lo que acabas de vivir… Buenas noches, pequeño. “
Mi adolescencia
quedó marcada a partir de ese momento ya que mi hermana unas semanas más tarde
de esa noche se fue de casa, ya tenía la mayoría de edad y estaba cansada de un
ambiente así. Me dijo que fuera fuerte porque ella no podía llevarme a donde
quiera que fuese. Fui todo lo fuerte que pude, a veces la llamé porque lo
necesitaba y a veces simplemente mi odio crecía cada vez más hacia mi padre. Mi
padre era un inconsciente que no valoraba a mi madre de ninguna forma aunque mi
madre no fue lo suficientemente valiente como para pedir ayudar y dejar de
sufrir ese maltrato. Todo esto me hizo prometer aun más fuerte todo lo que
hablé aquella noche con mi hermana.
Todo eso me lleva a donde me encuentro ahora. Ahora me
encuentro muy cabreado levantándole la mano a mi esposa tirada en el suelo
mientras mi hijo llora en su cuarto. Por unos instantes se me ha olvidado la
promesa que le hice a mi hermana de jamás de los jamases pegar a una mujer,
sino hubiera sido porque ella me recuerda tanto a mi madre no sé qué hubiera
pasado. Ella murió a manos de mi padre que ahora está en la cárcel por aquel
acto tan miserable que cometió. No me puedo creer lo que está sucediendo en la
casa que prometí que ante todo sería un hogar y no una cárcel. Tiendo una mano
a mi esposa y con cuidado la levanto mientras la pido el perdón más sincero que
he dicho en mi vida. Ella como buena persona que es me perdona porque sabe que
no lo haría por todo lo que pasé y juntos nos vamos a tranquilizar a nuestro
pequeño. Ante todo voy a cumplir aquella promesa porque además esa noche mi
hermana añadió la frase que llevo tatuada en el brazo: “Un hombre cuando
maltrata a una mujer deja de ser un hombre”
viernes, 11 de abril de 2014
Un día me desperté y ya no estabas.
Un día me desperté y ya
no estabas. Ni tu recuerdo en mi cabeza. Ni la sonrisa peculiar que solamente
tú me creabas. Un día me desperté y ya no estabas y tenía la sensación de que
todo fue un sueño. Un sueño efímero que cada segundo que pasa se va difuminando
poco a poco. Un día desperté y ya no estabas, ni el recuerdo de tu voz en mi
cabeza tampoco. Ni el olor de tu piel, ni las sensaciones que esta creaba
cuando entraba en contacto con la mía. Un día desperté y ya no estabas. Al
darme cuenta de ello me dieron ganas de llorar y de volver a dormirme para
buscarte en todos y cada uno de los sueños que había tenido durante la noche,
pero fue en ese momento cuando me di cuenta de que todo fue real aunque en su
momento. Entonces me levanté de la cama y empezaron a temblarme las piernas
como cuando sabía que nos íbamos a ver. Mis manos buscaban por el aire las
tuyas pero no las encontraron. Mis pies se empezaron a mover ordenados por mi
cabeza para que buscaran cualquier cosa que respaldara que yo no estaba loca,
sino que solamente estaba resacosa después de un gran amor. Desorientada me
senté en el suelo y metí la cabeza entre las rodillas para protegerme no sé de
qué. A partir de ese día me despertaba con el conocimiento de que no te
volvería a ver igual que cuando me enamoraste. A partir de ese día supe que lo
que nos unió ya había muerto.
martes, 25 de febrero de 2014
Para que lo vayas pensando.
Solo quiero ser yo la que te desee los buenos desde la pantalla del móvil, con la que tengas ganas de hablar después del instituto. Solo quiero ser yo la que pase un mes y otra también contigo entre el chaquetón de invierno y el pantalón más ajustado y fresquito del verano. Solo quiero ser yo con la que pases las tardes de invierno en casa de tus padres mientras vemos una película aunque desgraciadamente nunca podamos verla solos. Quiero ser la chica con la que llores cinco minutos para desahogarte y te pases días enteros riendo, con la que siempre puedes contar para todo o con la que discutas pero al segundo ya lo quieras arreglar porque nos queremos lo suficiente como para no hacernos daño. Quiero ser la afortunada que te vea crecer, la que te vea sacarte el carnet de coche, da igual el intento y que aún así quieras que la primera vuelta en coche la diera contigo. Quiero visitar millones de lugares contigo ya que tenemos la oportunidad de escaparnos dentro de unos limites porque todavía no somos independientes totalmente. Quiero ser a la que apoyes para pasar la reñida Selectividad para poder ir a la Universidad y que sigan pasando los años y que estés cuando la termine. Quiero ser la que todavía comparta tus tardes lluviosas de domingo debajo de una mantita calentita y si se da la ocasión al lado de la chimenea. Quiero ir a verte después de que salgas de trabajar y aunque salgas muy sucio ir corriendo a abrazarte como cuando empezamos a salir. Quiero poderle decir a mi madre: “Mamá, que llevo un tiempo ahorrando y me voy a ir a vivir con él” y que la persona con la que comparta piso seas tú. Quiero tener nuestro propio sofá, manta y televisión para poder ver las películas sin que nadie más nos moleste. Solo tú, yo y la mantita. Quiero darte los buenos días girándome en la cama para darte un beso, prepararte el desayuno y que ambos nos vayamos a trabajar para poder alimentar a la criaturita que llevo dentro. Quiero que años después ya no nos pasemos las tardes de domingo viendo pelis sino jugando con nuestro nene y nuestra nena. Quiero ser la que todavía te ponga la carne de gallina con cada te quiero y la que todavía te haga sonreír durante un beso de los que tanto te gustaban. Quiero ser la que muchos años después te sigue haciendo el desayuno todas las mañanas a duras penas y la que comparta contigo las tardes de domingo con nuestros nietos. Quiero ser la que después de varias décadas sigas queriendo como el primer día. No sé si he sido lo suficientemente clara y tampoco sé si aceptarás dejarme ser todo ello, pero no tengo prisa ya que estoy dispuesta a darte el resto de mi vida para que te lo vayas pensando.
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