'Dicen que el talento es algo innato, puede que sea cierto pero riégalo a diario o habrá muerto'

martes, 24 de julio de 2012

Chapter number twenty-one:


Cuando el beso acaba y la pasión se funde como el chocolate, los dos siguen flotando en una nube. Una  nube fabricada con recuerdos de un pasado que ya pasó, un presente ya roto y un futuro inexistente. Saben con seguridad que esta nube se esfumará en cuanto Miriam entre por la puerta del portal de donde ha salido, también saben que se esfumará del todo cuando suba a aquel vuelo que la llevará a París. A Francia… Aunque ellos ya sabían que una vez que dejas de avivar el fuego, la llama poco a poco se va encogiendo hasta que su luz no es suficiente para mantener encendida la antorcha que ilumina aquel futuro juntos. Sin embargo cuando estás enamorado parece que esta nube va a ser lo suficientemente solida como para llevaros a los dos y, ese fuego, lo suficientemente luminoso como para estar encendido siempre. Pero una cosa es lo que dos enamorados crean y quieren, y otra lo que ocurre realmente…


Samuel: Venga vámonos a dar un paseo…
Mimi: Es que no sé… 
Samuel: Por favor, aunque solo sea dar la vuelta a la manzana.
Mimi: De acuerdo.
Entonces se miran e instantáneamente se dan la mano como en los viejos tiempos. Sus dedos se entrelazan y sus corazones se aceleran. Definitivamente esto parece un sueño para ambos, pero a cada segundo el fin está más cerca.  
En silencio caminan agarrados de la mano. No dicen nada, pero las palabras sobran cuando los corazones hablan por sí solos. Parece que la lluvia va amainando después de la tormenta que ha caído. En la calle no hay más que dos enamorados que caminan de la mano. Están serios y muy pensativos, se ve que eso de la mente en blanco ha sido cosa del pasado.
¡Vaya sigo sin creérmelo! Estoy aquí… con ella… ¡DE SU MANO! Ha sido increíble lo que nos ha pasado, casi sacado de una película de amor. Tengo miedo por lo que va a pasar a continuación ya que unas de las razones por las que he venido aquí ha sido para comprobar si se va a no a París… Pero soy incapaz. Tengo miedo de preguntar por el mero hecho de que tengo miedo a la respuesta. Prefiero vivir en la mentira de que se queda hasta que llegue el día que se vaya a aceptar ahora que se va a ir… No sé qué hacer. Estoy hecho un lío… Me pregunto que estará pensando ella…
¡Vaya sigo sin creérmelo! Estoy aquí… con ella… ¡DE SU MANO! Ha sido increíble lo que nos ha pasado, casi sacado de una película de amor. Tengo miedo por lo que va a pasar a continuación, de hecho llevo teniendo miedo de lo que va a pasar todo la noche. Mi mente ya no se logra quedar en blanco. Vuelvo a sentir esa vitalidad que me daba la droga que me proporcionaba él cuando me tocaba o me besaba. Me vuelvo a sentir viva. Pero tengo miedo... porque no sé cuánto va a durar este efecto, pero sé con certeza que la resaca de esta fiesta de la droga va a durar su tiempo… Y lo que me preocupa es eso, joder, que la resaca va a durar más que el colocón. Y espero no volverme una yonkie otra vez de sus besos, porque no sé cómo volveré a desengancharme… Me costó y sé que todavía no lo he dejado, y menos con esta recaída… Buah… Es que todo es muy complicado siendo una adolescente…


¿Me armaré de valor para preguntárselo? ¡Mierda! ¡No me había dado ni cuenta que casi estamos llegando a su casa! ¡Venga! ¡Tengo que actuar ya! Pero otra vez me entran esos escalofríos y temblores… Venga que es ahora o nunca…
Poco a poco los dos ralentizan el paso para aprovechar los últimos minutos de sueño, que sin ellos saberlo, se convertirá en pesadilla. Cuando llegan a la puerta los dos se paran, se sueltan de las manos y se quedan el uno enfrente del otro. En silencio. Les da vértigo bajar de la nube porque no hay escaleras y saben que la caída les va a doler, pero aunque los dos están últimamente acostumbrados al dolor, lo que viene a continuación les va a costar más de lo que parecía…


Samuel: Tengo que hacerte una pregunta, aunque tengo muchísimo miedo a la respuesta…
Mimi: Mi madre me decía de pequeña que si sabes la respuesta, hay preguntas que sobran…
Samuel: Pero es una de esas veces que el corazón te pide una respuesta que tu cabeza ya conoce…
Mimi: Mi madre también me decía que quien no arriesga, no gana. Asique pregunta sin miedo…
Samuel: ¿Es cierto que te vas a París?


Un nudo en la garganta de Miriam se forma, aparte de quedarse sin palabras. No quiere contestar a eso porque ni ella misma lo ha asimilado aún. No se esperaba esa pregunta. Es más hubiera preferido la que ella se esperaba: que si iban a volver juntos; pero esa no. Le hubiera sido más fácil contestar a la que ella pensaba. Entonces ella cae en la cuenta de por qué ha montado ese numerito bajo la lluvia. No quiere perderla. ¡Qué bonito! Pero todo lo vivido esta noche ha sido un error, un paréntesis en su camino hacia la desintoxicación de esa droga tan poderosa llamada amor. No puede contestar, es incapaz. Se ha quedado en blanco. Lo único que le pide tanto su corazón como su cabeza es huir como nunca lo ha hecho. Es una buena opción al igual que hacía de pequeña  como cuando se sentía tan desprotegida como ahora. A continuación, dando pasos hacia atrás ante la mirada de Samuel se mete en el portal cuando entonces escucha un grito procedente de la calle:
Samuel: ¡¡¿ENTONCES ES CIERTO NO?!! ¡¡JODEEER LO SABÍA!!


Miriam se para en seco. Esa frase la ha matada por dentro pero no por lo que ha dicho sino por como lo ha dicho. Lo ha dicho desesperado, con tristeza y sollozando. Quizás la mejor forma de afrontar los problemas no es huyendo de ellos. Al ver que Miriam se ha parada en el portal, Samuel entra con hombros caídos y con lagrimas en las mejillas que se camuflan entre la humedad del agua de lluvia. Este se coloca detrás de Miriam, mientras que esta le da la espalda ya que no puede soportar mirarlo a la cara…


Mimi: ¿Co-co-cómo te has enterado tú de eso?
Samuel: Eso me da igual, lo que yo quiero saber es si es cierto o no… Solo me importa eso. Para saber si luchar por la chica de mi vida o empezar a afrontar que la estoy perdiendo cada instante un poquito más. Miriam, me haces sentir único. Me haces olvidarme de mis problemas mientras me besas. He estado con otras chicas, sí; pero NINGUNA ¿me oyes? NINGUNA me ha hecho sentir la mitad de especial que me haces sentir tú. Tus besos me vuelven loco, LOQUÍSIMO. Es que tú no sabes todo lo que he pasado todas estas semanas, Miriam. No lo sabes… Y cuando me enteré de esto no quería perder ni un minuto más, de ahí todo este paripé bajo la lluvia. Que por cierto ha salido mejor de lo que me imaginaba, aunque ha sido todo a base de impulsos de este corazón colocado por el aroma de tus besos. Llámame cursi, ñoño o moñas si te da la gana pero es lo que siento. Y no puedo esconderlo ni aunque quiera, porque es tan grande que no cabe dentro de mi… Sé que no ha sido ni un año junto a ti pero siento que tú eres el amor de mi vida y no me perdonaría jamás ciertas cosas… No me perdonaría no verte madurar, crecer y ver como cambias día a día. No ver como físicamente te haces mujer. No me perdonaría no verte en tus graduaciones y mucho menos en la de la carrera que hagas. No me perdonaría no verte vestida de novia… Con ese pelo negro recogido en un precioso moño con tirabuzones, o suelto con una tiara, eso tu elijas… No me perdonaría no verte vestida de blanco, entrando en la Iglesia con tu padre de la mano acercándote lentamente a mí, mientras te espero en un altar rodeado de toda la gente que nos quiere… No me perdonaría no ver como tendríamos nuestra primera hija, porque tengo el presentimiento que sería una niña. Y mucho menos me perdonaría el no ver como la llamamos Lidia, que sé que es un nombre que te encanta. No me perdonaría el no estar junto a ti toda mi vida.  No me perdonaría el perderme momentos juntos como nuestra luna de miel, el bautizo de Lidia, cuando comprásemos nuestra primera casa, cuando llegase yo de trabajar y tú me esperases en la puerta con Lidia en brazos para darme un beso, el ver a nuestra hija crecer y hacerse una adolescente, el ver cómo pasan los años junto a ti, el ver cómo nos convertimos en suegros y luego en abuelos. Pero lo que sobre todas las cosas no me perdonaría sería el no verme sentado junto a ti en un banco en el porche de nuestra de casa, mientras te cojo de la mano y te digo: “Mira si hemos chocado en opiniones, si hemos afrontado momentos difíciles de todo tipo, mira si hemos pasado apuros… pero aquí estamos… JUNTOS, que es lo que cuenta”


Miriam al escuchar la mitad de este bonito discurso se ha puesto a llorar como una magdalena porque ella también desea una vida así con él. Cuando acaba  Samuel ella se gira y corriendo le abraza fuertemente. Y le susurra al oído…
Mimi: Yo también ansío esa vida contigo. Quiero llegar el día de mañana y contarle a Lidia todo lo que he vivido contigo y que algún director de cine haga una pequeña película de nuestra historia de dos porque seguro que arrasaría en taquilla. Sé que me quieres como a nadie y yo sé que te quiero como a nadie, Samuel. Me encantaría sentir los nervios de la boda en mi estómago, pero a la vez estar feliz por llegar a casarme contigo y sé también que cuando te viese vestido con ese precioso todo se me pasaría y disfrutaría. Sé que a cada paso que dice con mi padre de la mano recordaría un momento especial contigo. Aunque en verdad todos son especiales mientras estés tú junto a mí. Sé con certeza que si tuviese un problema tú me cogerías de la cintura de esa forma que tú solo sabes y me dirías “tranquila, todo va a ir bien” y aunque yo no tenga pruebas de eso, yo te creería. Conozco además, que soy afortunada porque… ¿a cuántas chicas de catorce años se les declara su príncipe azul y su primer amor de la forma que tú lo has hecho? Ya te contesto yo: ¡A NINGUNA! Pero lo siento… Lo siento porque me voy a París. Sí, es totalmente cierto. Me voy en unos días. Te echaré de menos con todo mi corazón pero sé que esto es lo mejor para los dos. Bueno en realidad sé que no es lo mejor pero es lo que el destino ha querido que pasase y yo no soy quién para cambiarlo… Asique sintiéndolo mucho cariño, esta es nuestra despedida. Tengo que decirte entre estas lágrimas que por favor hagas a otra chica tan feliz como me hiciste a mí, bueno seguro que con un cuarto de lo que me has dado sería la segunda más feliz en la Tierra, porque la primera he sido yo. Quiero que no sufras por mí. Lo único que te pido es que dejemos esto así para que tenga un “bonito final”. Pero sobre todo quiero que sepas ¡QUE TE HE AMADO COMO JAMÁS VOY A AMAR A NADIE, SAMUEL DÍAZ MAGÁN!


Samuel: Solo te voy a decir una cosa: AHORA ESTOY COMPLETAMENTE SEGURO QUE HAS SIDO, ERES Y VAS A SER EL AMOR DE MI VIDA… Te quiero pequeñaja…
Los dos se separan y sus ojos les piden darse el último beso pero eso no es posible. Los dos lo saben… Es mejor que todo se quede como lo han pactado. Miriam sube en el ascensor mientras llora a lágrima viva. ¿Samuel? Samuel sale del portal hacia una calle que le recuerda a tantos y tantos momentos vividos junto a ella. Él también llora como nunca al saber que esta despedida es la definitiva. Quien le diría  a él que de un juego ha sacado al amor de su vida. Si es que al fin y al cabo el amor es eso… Un juego…
Mirándolo desde el lado bueno o desde el lado malo, depende de quién lo mire, solo quedan 4 días para que Miriam se marche a París…

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